La sociedad japonesa ha customizado la tradición navideña cristiana, hacéndola a su medida.

La sociedad japonesa es, posiblemente, aquella con mayor capacidad para importar tradiciones de otras tierras y hacerlas suyas, algo que resulta realmente extraño si tenemos en cuenta la especificidad de su cultura. La navidad nipona es un claro ejemplo de ello.
En Japón, con un porcentaje de población cristiana de alrededor de un 1%, la navidad no es, obviamente, una celebración religiosa y, no hace muchas décadas atrás, ni siquiera había costumbre de celebrarla. La influencia norteamericana en el país nipón tras la Segunda Guerra Mundial, los medios de comunicación, y esa globalización que la sociedad japonesa ha mordido con ganas en las últimas décadas, han ido situando la navidad en el mapa de tradiciones japonés. Eso sí, al igual que otras tradiciones importadas, en Japón se celebra de una forma específica.
La tradicional navidad cristiana, de recogimiento, en familia, se transforma en Japón en una celebración del amor. Curiosamente el día de navidad ni siquiera es festivo en Japón y la nochebuena es una especie de San Valentín en el que las parejas pasean su amor mientras contemplan la iluminación navideña y se intercambian regalos.
Cuando realmente se reúnen las familias es en año nuevo, culmen de las celebraciones navideñas niponas y una de las festividades más importantes del año.

A pesar de que la navidad en Japón carece de un matiz religioso y es meramente consumista, hay tradiciones realmente destacables y que la hacen diferente y especial.
Una de esas tradiciones que realmente nos gusta es la de enviar tarjetas de felicitación ( las llamadas nengajo ) a familiares y amigos durante las semanas previas a fin de año. Estas preciosas postales se reparten de manera más que efectiva para que todo el mundo las reciba el 1 de enero. ¿Alguien dudaba de la efectividad del servicio de correos japonés? Seguramente no, pero no deja de sorprender.
Las nengajo suelen contener un texto similar a un poema en el que se repasa el año que termina y se transmiten los mejores deseos para el año venidero, han de ser firmadas con un sello hanko y suelen decorarse con el animal del zodiaco chino perteneciente al año entrante.
Tradición culinaria.
¿Y qué se como en Japón durante las navidades? Hay una tradición muy sorprendente que es la de comer pollo frito el día de navidad. Pero no cualquier pollo frito sino el de KFC. Suena raro, ¿no? Cuesta imaginar que la comida típica navideña en un lugar de tradiciones culinarias tan marcadas como Japón, sea el pollo de KFC. Pues así es.

Os preguntaréis cómo se ha llegado a esto. La repuesta la encontramos casi 5 décadas atrás cuando el primer manager en Japón de KFC, Takeshi Okawara, tuvo la idea “Cubo de Navidad”. Parece ser que esta idea le vino de un sueño en el que veía a una pareja de turistas charlando sobre cómo echaban de menos la comida navideña en esa época. Tras esto la firman norteamericana lanza una campaña publicitaria masiva, en 1974, que se convierte en un verdadero éxito y logra que no se pueda entender la navidad nipona sin el pollo frito de KFC. ¿Alguién dudaba del poder de una buena campaña publicitaria?
La otra tradición culinaria protagonista en la navidad nipona es la tarta navideña, que representa un símbolo de prosperidad desde la Segunda Guerra Mundial, cuando tras la destrucción acaecida, el país logró resurgir de sus cenizas para convertirse en una verdadera potencia económica. El llamado Christmas Cake, bizcocho recubierto de nata y fresas se vende prácticamente en todas las calles y es verdaderamente representativo de la navidad nipona.
En fin, los japoneses han adoptado parte de la tradición navideña cristiana adaptándola a su peculiar estilo.